Vivo Con Un Violador De Papantla, part 2

Salgo por algo de comer a la cocina porque llevaba todo el día leyendo cosas de banda loca (del DSM-IV-TR Casebook), de feminismo afroamericano (de la bell hooks) y de teorias viajadas de John Stuart Mill y en la cocina me topo con la hermana de mi roommie. Habían hecho reunión familiar. Estaba toda la familia de cuijas (la hermana, los dos hermanos y mi roomie) y sus respectivas parejas. Fue entonces cuando me percaté de que la familia de mi rommie son la fotito que iría en el diccionario debajo de la frase "matrimonio interracial". La hermana con un italiano, el hermano con una japonesa y el otro hermano con una mulata. Y yo, bien mexicanota, nomás sentía como los hermanos me mandaban vibras de "arrímatele a mi hermanito".

Y la hermana, de la nada, me dice: "Oye, ¿sabías que yo antes me daba de besos con niñas de vez en cuando?". Yo, como no sabía qué hacer en esa situción, me puse roja y le dije: "No, pues no sabía." Y me contesta: "Si, pero luego conocí a Terry. ¡Y ahora estoy embarazada! ¡Yey!" Bueno, el "¡Yey!" sarcástico lo metí yo. Pero lo demás es verídico, aunque parezca relato digno de Jaime Maussán.

Y pues no me quedó más que decirle: "Em. No, pues yo nomás vine por unas gomitas." Le enseño mis gomitas, para que no pensara que estaba huyendo de ella y sus temas escabrosos. Me señala a mi roommie con los ojos y luego me cierra el ojo, como invitándome a la familia.

Por favor, Diosito, haz que llegue Octubre para poder mudarme a un depa sola y vivir sin miedo a despertarme embarazada y viviendo en Utah con 16 hijos y un jardín en el que siembro mis propios vegetales. Porfavor.