Stalky Johnson

OK, hay un antro de lesbianas que abre una vez al mes y se aperra y son puras, puras viejas. Y unas que caminan rascándose los testículos. Pero son viejas. Y Ralph y yo vamos cada mes.

La vez pasada nos encontramos a una clientas del resta y estuvimos liando con ellas hasta que llegó una chamaca con la que salía Ralph. A mí me gustó la amiga, Stephanie. Y nos metimos un faje marca Playboy Channel y todo estaba bien en el mundo.

Me pidió mi teléfono. Se lo dí. Al otro día me mandó 75 mensajes. 75. No 74. No, no: 75.

Y pues le eché mi choro de "let's take it slow" y me preguntó que si me podía ir a visitar a la chamba. Le dije que no, a la verga. Pueeeeeessss le valió un kilo de madres y fue. Y la odié pero luego no me pude enojar con ella porque es como mi club de fans y me mama a pesar de que es bieeeen Glenn Close en Fatal Attraction.

Y ya casi no le contesto el teléfono. Me viaja, está loca. Y aparte es cristiana y me da miedo esa vaina. Aunque me pone la vírgen de Fátima y, en ciertos contextos, una flagelación light.

Y la gente puede preguntarse: "¿Porquéeee? Oh, ¿porquéeeee desperdiciar un palo nomás porque está loca y es una stalker y seguro va a matar al conejo de tu hija?". La respuesta es sencilla. Se llama The Mini Dolphin. Amo a los orientales.

OK, entonces, amo mi nuevo vibri. Es maravilloso, es rosita y waterproof. Tiene control remoto y 10 velocidades y 10 funciones. Mi función favorita es la 2. El Mini Climb. Es como brrrr, br br, brrrrr, brbrbr, brrrrrrrr. Gaaaargh.

Tiene forma de delfín, que entiendo que se oiga medio pervertidamente zoofílico de mi parte, pero en lo últimísimo que pienso es en ese pinche mamífero acuático. Y pues va mucho más con la decoración de mi depa que, digamos, un baby pene.

Ah y hoy vi la Sirenita. Loves it.

C'est tout.